Colocón: Entre la atmósfera y el pulso jazz urbano

Con “Colocón”, Fitasha marca otro punto de inflexión en su camino artístico. La canción brota como un susurro que crece: primero una atmósfera ligera, luego un latido que no pide permiso. Las teclas y guitarras flotan, el groove te lleva como latidos que animan lo invisible, y su voz se funde con el espacio sonoro, cargada de intenciones, de esos matices emocionales que solamente ella logra transmitir sin forzar.

La producción es envolvente, sublime; cada elemento electrónico se cuela como luz tenue en una habitación al amanecer. No se trata solo de un groove o de un ritmo pegajoso: Colocón es un estado alterado que se siente corporal, visceral también. Fitasha canta desde dentro y desde el deseo. Nos deja con la sensación de que hemos viajado un poco fuera del tiempo cotidiano, abrazando la idea de que la música puede ser refugio, espacio para soltar lo que pesa.

Colocón amplía el universo sonoro de Fitasha al confirmar que su propuesta creativa sigue siendo original, introspectiva y expansiva. Ella no busca solo entretener: quiere tocar, mover, transformar. Y lo hace con la sutileza de quien sabe que en lo calmado también hay revolución.