Como antecedente a su próximo concierto en la Sala Rockville en Madrid este 26 de agosto, hemos tenido la oportunidad de conversar con Ken Stringfellow, guitarrista y co productor de bandas como The Posies. Hablamos de sus comienzos en la música, The Posies, R.E.M. y su transición a solista.
Para rememorar un poco tu trayectoria, empezaremos por el principio ¿cual
consideras que fue el primer contacto con la música que afirmó tu vocación?
Mi primer contacto con la industria musical fue como consumidor. Escuchaba mucho la
radio, muchos discos, veía muchos videoclips, todo lo que podía encontrar. Especialmente como antídoto a la niñez y a la vida en una pequeña ciudad en la que viví cuando nos mudamos después del divorcio de mis padres.
Tenía una banda en la escuela secundaria, ya con Jon Auer, mi futuro compañero de
banda en The Posies, que nos llevó a un gran estudio de grabación en Canadá. Pero, la
esencia de The Posies hizo que funcionáramos fuera de la industria de la música
tradicional: nuestro primer álbum fue autograbado, autofabricado y autoeditado. Y fue
tremendamente exitoso. De hecho, fue más difícil para nosotros trabajar después de eso en la industria de la música tradicional, con éxito. Tuvimos algunos, pero nada como el explosivo lanzamiento de nuestro álbum debut, "Failure" en 1988.
En los comienzos de tu carrera en solitario, a la vez estabas trabajando con otras
bandas y músicos en sus proyectos, ¿cómo gestionaste el tiempo y el equilibrio
para involucrarte en todo ello y saber priorizar?
Sí, tuve bandas desde que tenía 11 años. En la escuela secundaria estaba en la banda con Jon Auer, con la que grabamos en un estudio profesional. También una banda con otros amigos donde hacíamos música experimental e improvisada. Jon y yo pasamos incontables horas en el estudio de grabación de su casa haciendo muchísimas cosas. Además, estábamos en el coro del colegio y en el coro de Jazz, antes y después del colegio. La gestión del tiempo realmente no parecía algo de lo que tuviera que preocuparme, la belleza de ser un adolescente era que había mucho tiempo. Y estaba ocupado. Todos los días escribiendo, grabando, divirtiéndome con mis amigos.
Hemos podido verte desarrollando muchos talentos a parte de tu manejo con la
guitarra, uno de estos pilares sería el de productor, ¿cuál crees que ha sido el
proyecto más ambicioso que has sacado adelante? ¿Qué disfrutas más de este
proceso de creación?
Es cierto que toco bastantes instrumentos. ¿El proyecto más ambicioso? ¿Te refieres a mis objetivos, o te refieres a que algo es complicado y técnicamente difícil? Porque obviamente teníamos grandes expectativas con The Posies. Cumplimos muchas de
ellas: hacer discos con un gran sonido, con canciones bien trabajadas, en los mejores
estudios con los mejores productores. No formamos parte de la radiofórmula tanto como nos hubiera gustado. ¡Pero lo intentamos!
Creo que, en términos de dificultad técnica, la gira norteamericana de 2013 para mi álbum en solitario "Danzig in the Moonlight" fue increíblemente desafiante. Hice la costa oeste con una banda, las Maldivas, apoyándome. Pero el resto del país lo hice completamente solo. Fueron dos meses, con solo dos o tres días libres. ¡Nada menos que en invierno! Hice como 45 conciertos seguidos sin descanso. Cargando mi equipo, y ocupándome de todo sin parar. Solo todas las noches. Hubo días, como por ejemplo el día que toqué en Des Moines, había tocado en Denver la noche anterior. Conduje 1000 km ese día, 11 horas de viaje. Llegue a la sala de conciertos y arrastre mi equipo por un callejón cubierto de hielo para llegar a la puerta de carga. Este tipo de cosas. Constantemente.
Fue increíble, y después de esa gira pensé que podría sobrevivir a cualquier cosa. El último día de la gira, estaba en mi tercer día conduciendo de regreso a Seattle desde Austin, y en ese último viaje por las montañas al este de Seattle casi me estrello en una tormenta de nieve. Un total 30.000 km recorridos, casi 50 espectáculos.
¿Qué es lo que más disfruto al crear? Tengo que decir que me encanta cuando he pasado horas y horas en un día editando, limpiando, alineando y afinando meticulosamente pistas en una canción para una mezcla, y llego al punto en que todas las pistas suenan genial individualmente.
Antes de mezclar los niveles de esas pistas y agregar efectos, simplemente reproduzco,
por primera vez, todas las pistas juntas. Por primera vez la batería, el bajo, las guitarras y la voz. Hasta entonces he estado concentrando, escuchando pequeños matices en la voz o problemas con una edición de batería o el ecualizador en un sintetizador. Pero luego me alejo de la vista micro y lo escucho todo, ¡y suena tan bien! La mezcla es fácil después de eso.
¿Qué diferencias importantes resaltarías de la generación de músicos con la que
conviviste en los 80 frente a los músicos emergentes de estos años?
Fui un adolescente durante la mayor parte de la década de 1980. Vivía en un pueblo
pequeño. Así que esos músicos que escuchaba en la radio, ya sea Led Zeppelin o R.E.M. o Hüsker Dü, parecía que estaban en un planeta muy diferente al que yo estaba. Diferentes a la gente "normal" que veía todos los días en mi ciudad. Por supuesto, eran artistas y han alcanzado la fama, eran diferentes. Pero, ahora sé que no son tan misteriosos. Hacen muchas cosas normales. Tienen miedos, inseguridades. Cometen errores.
En cuanto a las diferencias entre entonces y ahora, el mundo entero es diferente. Tienes menos privacidad. De hecho, la mayoría de los músicos quieren menos privacidad, hay una tendencia a compartir en exceso. Así que el misterio en realidad se ha ido. Creo que hay mucho por hacer para que la gente sea más humilde, porque el dinero y el poder de gran parte del negocio de la música se han desinflado. Pero el poder de la imagen funciona muy bien, y ahora veo personas que comienzan a tener un complejo de dios
simplemente por tener un flujo constante de validación en sus redes sociales. Tal vez el
mundo no ha cambiado tanto, en su esencia.
Entrevista en colaboración con la agenda cultural De Ninguna Manera.
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