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La Gira: Se sintió como se debe sentir hacer música, como un juego donde todos ganan.

Me fuí a Suecia como guitarrista de un artista independiente. Te cuento cómo fue...

Axel La Riva. Foto suministrada.

Es la segunda gira internacional de mi vida, no soy un experto en la materia, y creo que por eso mismo, esto puede servir a los que van a empezar en este mundo, o tienen ambiciones o expectativas de trabajar como músico.


Tal vez un músico experimentado, con 20 años de carrera, y giras por todo el mundo, te puede dar una visión mas real, pero también mas lejana para los nuevos músicos. Las giras son maravillosas, pero requieren de dos cosas específicas, bastante actitud y aptitud.


Siempre tienes que estar al servicio de la canción.

Aptitud: Es reconocer que vas como músico, ya seas el artista principal, o un instrumentista al servicio del artista o de la banda. En cualquiera de los casos, la responsabilidad principal es saber y tener bien los temas y las canciones que se van a tocar. No dudes, y si tienes dudas, comunícalas a tus compañeros, y resuélvelas. En el show tienes que ser la mejor versión de ti.


Actitud: Lo segundo es lo más importante para mí, y es la onda, la vibra, o como quieras llamar a eso intangible, que solo se puede percibir cuando un grupo humano tiene un proyecto, trabajo, o misión. La actitud es todo, la disposición a sacar las cosas adelante, no matter what. Puedes ser el mejor músico del planeta, pero si tienes una actitud complicada o negativa, nadie querrá trabajar contigo (pregúntale a Ginger Baker).


Esto te lo explico con mi experiencia en Suecia: toqué con músicos con los que no tocaba hace mas de dos años, y uno que no conocía. Nuestro primer ensayo fue el mismo día del show, y las dudas se transformaron en confianza desde el primer momento.


Está claro que con los días, los ensayos y los shows fueron mejorando, pero la atmósfera y el ambiente de los compañeros con los que trabajas es importante para que sepas en que si hay un error, entre todos vamos a levantar la canción o el arreglo, y fue exactamente lo que pasó. Siempre habrán momentos de tensión, por eso el temple, el criterio para no frustrarte y que eso embarre el perfomance, es clave.


"Puedes ser el mejor músico del planeta, pero si tienes una actitud complicada o negativa, nadie querrá trabajar contigo (pregúntale a Ginger Baker)." - La Riva

Si tienes esas dos cosas, el resto es aprender y disfrutar. Una gira, para mí es como una burbuja en el tiempo, una en la que te aislas un poco del resto; no son vacaciones, porque vas a trabajar, pero tampoco vas a estar encerrado en oficinas; rompes tu rutina, y eso es bueno porque te da la posibilidad de ver que estás haciendo bien o mal en tu día a día. También entras en rutinas ajenas, en las ciudades que visitas, conociendo gente distinta, sociedades distintas, costumbres, comidas, pero de forma distinta a las que suele experimentar un turista.

Ya que no estás de vacaciones, tienes que cumplir horarios, a veces tendrás que hospedarte en casas particulares en lugar de hoteles, y entras en la vida de personas regulares que te dan una visión distinta de la que se percibe cuándo te paseas haciendo selfies por la ciudad.


Valora eso, recuerda que si estas ahí es por tu talento, y por tus capacidades, y no por tu poder adquisitivo o porque tienes el finde libre. Aprovecha el tiempo que pases con los músicos con los que trabajas, escuchen música, lloren, rían, intercambien opiniones, sociales, o de todo tipo de temas; muchas veces los músicos subestimamos nuestra perspectiva, nuestra posición en la sociedad es muy particular, es muy distinta, y eso creo que tiene un valor gigantesco.


Si te toca participar en un festival, también tienes la oportunidad de estar rodeado de músicos de distintos lados del mundo, y puedes hacer amistades, conexiones, y desplegar un networking a mayor escala de lo que tu ciudad te puede ofrecer.

Abraza la experiencia y el balance será positivo.


Sí, tocamos en una iglesia, con una acústica impresionante, y estuvo increíble.

Para cerrar el post voy a compartir una anécdota que la llevaré toda mi vida presente. Habíamos terminado un show en Laxa, un pueblo cerca a Orebro; y nos encontrábamos un poco cansados por el viaje, y ese show en particular se nos hizo más difícil conectar con la gente, entonces estábamos esperando al bus que nos recoja y nos regrese a la ciudad para aprovechar la noche, tomar algo, y ver mas artistas en los showcases del festival. Cuando llegó, subimos con los instrumentos, y el bus era solo para nosotros y para el organizador del evento, entonces le preguntamos al chófer si había algún problema en hacer algo de música, nos dió luz verde.


Entonces empezamos a cantar, lo típico, Beatles, luego nos pusimos a improvisar encima de eso, y de pronto el bus era una fiesta, todos estábamos cantando felices como niños, hasta el organizador del evento, un señor de 60 años, se puso a hacer freestyle de Rap en sueco, nosotros lo seguíamos, yo cantando y gritando a todo pulmón, hasta que acabó y nadie supo qué fue lo que pasó, solo que se sintió como se debe sentir hacer la música, como un juego donde todos ganan. Las giras son plataformas para momentos así.

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