Sencillo nuevo de Residente y Don Omar no reinventa la rueda, pero al menos la llena con suficiente aire para que llegues a la discoteca antes que cierre y la noche no sea pérdida total.
Por mucho tiempo el boricua y la cultura latinx anda dividida entre su hambre y cinismo ante canciones que aleguen revivir el espíritu de la época clásica del reggaetón. Entre el comienzo de esta década y el fin de la anterior hemos visto muchos artistas intentar lograr esa encomienda de maneras distintas, ya sea mediante el reciclaje de coros icónicos (Ej: “Safaera” de Bad Bunny o la reversión apócrifa de “Dembow” de Yandel) o mediante colaboraciones legendarias que carecen de su química original (Ej: La reciente reunión entre Luny Tunes y Daddy Yankee).
La sencilla naturaleza humana activa en muchos una añoranza nostálgica por escuchar a los rompe discotecas de nuestra juventud atacar el micrófono con la misma ferocidad de antes. “Flow HP”, hasta el momento, parece ser lo más cercano a eso aunque se quede corto en algunos aspectos.
Y realmente el concepto de quedarse corto resuena mucho tras re-evaluaciones continuas de la canción, ya que hay ideas presentadas que van perdiendo su atractivo demasiado rápido. La canción abre con el coro y (en su defensa) al no recostarse sobre el mismo, no hay riesgo a que canse tanto como pudo haberlo hecho. El liriqueo se siente medio vago y se hubiese tornado infantil repetirlo demasiado. No es muy aventurero en términos melódicos y siento que en general la aportación de Don Omar sufre de eso. Volvemos a eso después ya que el primer verso lo inaugura Residente.
Fuera de compartir el coro, los versos están distribuidos equitativamente con 64 barras por rapero. Creo que esta estructura aporta al sentimiento de monotonía. No hay versos dialogados ni teatrales a la “Ella y Yo”.
Residente definitivamente brilló más en cuanto a rimas, métrica y creatividad, simultáneamente manteniéndose dentro de su zona de confort estilística incluyendo sus metáforas gastronómicas, fronteo y guillaera. Uno va perdiendo el interés ya para cuando comienza a declamar que es el “fucking papá del papá del papá del papá del papá del papá… Otra repetición del coro y recibimos el esperado retorno del una vez “King of Kings”.
Algo digno de notar y resaltar sobre el verso de Don Omar, que también señalaron René y Chente Ydrach en un podcast recién, es que no lo utiliza para inflarse el pecho ni hablar de lo malote que es. Todo su verso funciona como una dedicatoria a la cultura urbana que lo engendró excepto que lo presenta con la cadencia rítmica que uno tendría quizás cuando repasa la lista de cosas que va comprar en el supermercado.
También en la mezcla su voz es apareada simultáneamente con un doblaje manipulado de la octava aguda que no cae muy bien en el oído. En ningún momento hay indicios de ese afán por los enganches memorables, sensibilidad melódica o narrativa. Lo mismo siento que aplica a la pista que no se inmuta en por lo menos crear dinamismo mediante una variedad de secciones instrumentales.
Finalizando, no hay gran ofensa imperdonable en la canción y como quiera proveerá un perreo satisfactorio en los clubes por unos meses quizás, pero nada trascendental o memorablemente duradero. Es afortunado también que tanto Residente como Don Omar tuvieron suficiente visión hasta en sus años pico para no aferrarse ni limitarse al dembow y para nada este tema simboliza una carrera moribunda para ninguno de los dos. Lo que sí pudiera simbolizar es que hay una fecha de caducación para esa fórmula a la que estuvimos acostumbrados. Que las cosas que más se extrañan del género fueron exclusivas a su contexto histórico.
Aunque encuentro que el espíritu transgresor, callejero y marginalizado de la era dorada del reggaeton vive en el neo perreo femenino de artistas como La Goony Chonga y Ms. Nina, la novedad de este movimiento solo se limita a devolverle al macharrán una dosis concentrada del fronteo grosero y desenfrenado al cual estuvieron sujeta por décadas. Y eso es muy bienvenido ya que tienen una crudeza que no es compatible con la estética pulida, normalizada y radio amigable de una Karol G o cualquier otra superestrella manufacturada.
Repito, este cambio de protagonismo es bienvenido, pero la receta sonora ha permanecido casi inalterada. La longevidad del género a veces sorprende considerando su mínima evolución composicional o temática. Espero con ansias el comienzo de una era donde la progresividad invada el reggaeton y comience a exigirle más a sus oyentes. Donde se vuelvan a priorizar los relatos, las narrativas, los personajes y las personalidades distintivas. Donde el Flow HP se dé por entendido y no haya que reiterarlo...
Puedes ver el vídeo de "Flow HP" desde aquí:
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