Voces emergentes y ritmos frescos: un viaje musical sin fronteras
- Somos Grandes
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Sonidos que trascienden géneros y que merecen estar en tu radar.

Un Tal Abraham – “La forma del aire”
La canción que respira contigo.
En “la forma del aire”, Un Tal Abraham despliega un folk de raíz latinoamericana con tintes indie, envuelto en una producción minimalista y atmosférica. Su voz, cálida y cercana, navega entre arpegios de guitarra y texturas ambientales que parecen suspendidas en el tiempo, como si cada acorde fuera una exhalación. Es una pieza contemplativa, que no necesita prisa para llegar, porque su belleza está en el trayecto.
La canción respira, literalmente, con el oyente: las pausas, el eco y el espacio en la mezcla se sienten como un paisaje abierto. El resultado es un tema que invita a cerrar los ojos, escuchar el viento y dejarse mecer por la sencillez elegante de su propuesta.
Yari M – “Ultima Vez”
Cuando el adiós aún suena a deseo.
Yari M entrega un R&B latino contemporáneo, sedoso y melancólico, en el que la despedida se tiñe de sensualidad. La base combina un beat suave, líneas de bajo profundas y sintetizadores atmosféricos, sobre los que su voz fluye entre el susurro y la confesión. Es una canción que dice adiós con un “pero quédate un momento más” escondido entre versos.
El cuidado en la producción se nota en cada capa, con un sonido envolvente que atrapa sin saturar. “Ultima Vez” logra que el dolor de dejar ir se transforme en un instante íntimo, casi cinematográfico, en el que el cuerpo todavía recuerda lo que el corazón intenta soltar.
La Forasteria – “TOTEMS DE SAL” ft Namirí
Canciones que huelen a mar y memoria. La Forasteria junto a Namirí nos transporta a un litoral sonoro donde la música folk mediterránea se mezcla con arreglos contemporáneos y un aura casi ritual. “TOTEMS DE SAL” está interpretada en catalán, con guitarras cristalinas y percusiones orgánicas que evocan el golpeteo del agua y el roce de la arena. La voz, clara y emotiva, lleva un mensaje que conecta con lo ancestral y lo colectivo.
Es una pieza que no solo se escucha, sino que se siente en la piel: cada acorde está impregnado de sal y viento. Un viaje de raíces y pertenencia, que transforma símbolos marinos en amuletos sonoros cargados de historia.
P.A.V. – “DESPEDIDA”
La herida hecha canción.
.A.V. combina un minimalismo urbano con una carga emocional directa en “DESPEDIDA”. Sobre un beat sobrio y elegante, su voz se convierte en el eje narrativo, transmitiendo vulnerabilidad y fuerza a partes iguales. No hay artificios innecesarios, solo la crudeza de un final inevitable.
La estructura deja espacio para que las palabras respiren, permitiendo que el silencio y la pausa tengan tanto peso como los versos. Es un track que apuesta por la honestidad como arma principal, convirtiendo una historia personal en un retrato universal de ruptura.
Daniel Cros – “Empezó a nevar (v. Dark cabaret)” ft. Las Almas Sedientas
Nieve, misterio y un piano de otra época.
Daniel Cros revisita su canción y la viste de “dark cabaret”, un género que combina teatralidad, decadencia elegante y un toque de misterio — esta vez junto a Las Almas Sedientas. El piano y las cuerdas generan una atmósfera íntima, como si la escena se desarrollara en un café pequeño iluminado solo por velas.
Su voz grave y expresiva añade un dramatismo que atrapa desde la primera nota. El resultado es una reinterpretación que no solo cambia la estética sonora, sino que profundiza en la narrativa, resaltando la tensión y la melancolía de la historia. Un ejercicio de estilo que demuestra que la reinvención puede ser tan poderosa como la creación original.
Niia – “Ronny Cammareri”
Cine en slow motion.
Niia convierte en música el aura de un personaje icónico, con un neo-soul minimalista que respira jazz en cada esquina. El piano, el contrabajo y la percusión discreta se entrelazan con su voz sedosa, creando un clima elegante y contenido.
Es una pieza que no necesita alzar la voz para conquistar; su fuerza está en los detalles: el fraseo pausado, las inflexiones sutiles, el silencio que deja en cada verso. “Ronny Cammareri” suena como una escena filmada a cámara lenta, cargada de misterio y deseo contenido.
Moon Maison – “FLY AWAY 432 Hz”
Eleva tu frecuencia.
Moon Maison propone un viaje sonoro new age con tintes de dream pop, afinado en 432 Hz para generar una sensación de armonía y calma. Las capas de sintetizadores suaves, junto a una voz etérea y casi susurrada, invitan a dejar atrás la tensión y entregarse a un estado de flotación mental.
Más que una canción, “FLY AWAY” funciona como un bálsamo sonoro. Su estructura sin brusquedades, sus repeticiones hipnóticas y su vibración particular hacen que la experiencia sea tanto auditiva como sensorial, ideal para escuchas meditativas o para acompañar momentos de introspección.
HAERTS – “The Lie”
Un himno melancólico que crece como marea.
“The Lie” arranca con una producción contenida y melódica, y crece progresivamente hacia un clímax de indie pop expansivo. Las guitarras y sintetizadores se abren como un horizonte, mientras la voz principal transmite una vulnerabilidad honesta que nunca cae en la autocompasión.
El grupo domina el arte del crescendo emocional, haciendo que la canción se sienta como una confesión íntima que se convierte, poco a poco, en un canto colectivo. Es de esas piezas que acompañan caminatas solitarias y momentos de catarsis a cielo abierto.
Sarina – “If you need me to be the villain (Then maybe I am)”
Aceptar el papel oscuro como un acto de poder.
Sarina combina indie pop y alt-rock con una narrativa de empoderamiento y autoafirmación. El título lo dice todo: si la historia necesita un villano, ella lo interpretará sin disculpas. La producción crece en intensidad con guitarras densas y percusiones marcadas, llevando la tensión hasta un clímax casi cinematográfico.
La canción transita de la vulnerabilidad al control absoluto, reflejando el momento exacto en que alguien decide tomar las riendas de su propio relato. Un manifiesto sonoro para quienes han decidido dejar de complacer y empezar a definirse por sí mismos.
ERIKA DOHI – “Ame Onna” ft Metropolis Ensemble
La lluvia como partitura y la ciudad como eco.
En “Ame Onna”, la pianista y compositora ERIKA DOHI fusiona minimalismo contemporáneo, jazz de vanguardia y texturas electrónicas junto al Metropolis Ensemble en una pieza que se siente como caminar por una calle mojada bajo un paraguas transparente. El piano, limpio y preciso, dialoga con capas de sonido ambiental y efectos sutiles que simulan gotas y corrientes de agua. Cada acorde parece un reflejo en un charco, efímero pero cautivador.
Más que una canción, es una experiencia sensorial que captura la introspección de un día gris sin caer en la tristeza. Hay algo profundamente cinematográfico en la forma en que DOHI maneja el espacio y el silencio, dejando que las notas respiren y se disipen como vapor. “Ame Onna” es, en esencia, un poema sonoro que convierte la meteorología en música para el alma.